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EL “PLAN AGUANTAR” DEL FMI Y EL PRESIDENTE MACRI

Los analistas coinciden: El gobierno perdió la batalla y  gastará sus  últimos esfuerzos en la  reelección. Visto así, el “Plan Primavera” se debería llamar “Plan Aguantar”.  Todo el arco político, en todas sus vertientes, coinciden que la crisis inflacionaria de Argentina exige al relevo del ministro de Economía. Nicolas Dujovne. Pero desde el círculo cercano al presidente Mauricio Macri, revelan que tal posibilidad es muy compleja. El ministro tiene respaldo de las máximas autoridades del FMI. El trascendido, deja en claro quién ejerce el poder real en Argentina.

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Las versiones que circulan en el mundillo político y económico,  no hacen más que  confirmar lo que la gestión de la crisis y  los números de la economía van indicando. El verdadero centro del poder en Argentina, está en las oficinas del FMI en Wahisgton DC, Estados Unidos. Sus directivas son ejecutadas por una delegación, que tiene sus oficinas dentro del Banco Central de la República Argentina.

La corrida cambiaria entre mayo  y agosto del 2018, las fuertes presiones nacionales e internacionales sobre el peso argentina, y la descontrolada especulación financiera durante 90 días, dejaron  exhaustas las reservas y  arcas del Estado. Fue el comienzo de una fuerte crisis política al máximo nivel del gobierno nacional, que se fue agudizando conforme pasaron los meses. En estos días, se vive el pico más alto de deterioro político del gobierno. La radiografía más clara del problema, es el anuncio de medidas económicas a  contramano de su propio ideario y que se conocieron ayer como “Plan Primavera”.

El Plan del FMI

El riesgo cierto de un nuevo default, a 17 años del anterior (diciembre de 2001), impulsó a la gestión Macri a pedirle al FMI  que le concediera apoyo a través de créditos, bajo cualquier condición. El organismo puso la primera y única condición: control absoluta de la política económica. Ese control, lleva implícito el mandato de que las autoridades nacionales se deben hacer cargo de administrar los tiempos políticos para que el plan funcione. Tal circunstancia resulta contradictoria, puesto que las consecuencias del plan, carcome  los cimientos  del respaldo político.

Ningún plan económico del FMI en el mundo, goza de adhesiones de la sociedad en los países donde se implementa. El resultado es que el nivel de tensiones entre los grupos sociales, se eleva de tal manera, que cabe la posibilidad de que tal propuesta fracase. En esos casos, todo el programa se suspende,  hasta que nuevas autoridades resuelvan  la conciliación de ambos rumbos, el político y el económico. En caso que no sea posible, entonces se negocia un nuevo acuerdo. Pero toda innovación en los acuerdos con el FMI tiene un costo mayor. En la práctica significa que ese  país está atrapado es una telaraña difícil de romper.

La Crisis Económica y Política

La crisis política que vive la gestión de Mauricio Macri – producto del descontrol de las principales variables de la economía argentina  – ya fue prevista por los técnicos del organismo internacional de crédito. En uno de los anexos del acuerdo firmado con el gobierno argentino (anexo reservado, por cierto,  que no fue informado a la prensa  ni al Congreso Nacional) se plantean serias  dudas respecto a que el plan pueda cumplirse en su totalidad. Aun cuando las principales condiciones sean  incluidas en las pautas generales de los Presupuestos Nacionales de 2019. Según sus propias  perspectivas, es muy difícil que la gestión Macri pueda cumplir lo firmado. Y en caso que lo hiciera, sería a costa de la pérdida total del poder.

Al respecto, en este blog analicé las condiciones del acuerdo, en ocasión de la discusión parlamentaria de los presupuestos de este año. La nota PRESUPUESTO/2019: ¿LA CALLE TAMBIÉN LO APROBARÁ?”, evalúa el impacto del acuerdo hacia el interior de la sociedad civil. El titular deja una pregunta, que en el mes de noviembre de 2018 era eso, solo una pregunta sobre la que cabía especular. Pero la Argentina de hoy, ha vivido demasiados cimbronazos en el rumbo económico. Y lo que seis meses atrás podían ser especulaciones, ahora ya tienen otra realidad.

Los dos elementos destacables de las últimas semanas, son las dificultades para controlar el tipo de cambio y la estabilidad del peso argentino y su correlato en los precios internos. Tal relación, determinó que la inflación del mes de marzo fuera del 4,7%. El porcentaje significa que el país entra en un proceso de hiperinflación. El fenómeno es aún más crítico, si se tiene  en cuenta que el 2019 es un año electoral y que la gestión del presidente Macri,  pierde peso y capacidad política de conducción  mes a mes. Y si algo le faltaba al panorama, el Riesgo País se acerca a niveles record, producto de la desconfianza de los mercados respecto de la  capacidad de pago.

Etapa de Turbulencias

La advertencia de los técnicos del FMI sobre los riesgos del acuerdo, es más o menos lo que está ocurriendo. Los acontecimientos de las últimas semanas,  así lo indican. El acuerdo finalmente entra en etapa de turbulencia. No garantiza plenamente que un default no vaya a producirse. Sin embargo,  el gobierno y el FMI  prefieren insistir hasta el final, habida cuenta que la recuperación política se torna cada vez más  imposible.

Porque hoy el gobierno de Macri  no solo enfrenta las críticas de la oposición, sino también desde cuadros dirigentes de importancia dela misma coalición de gobierno (Cambiemos). Y peor aún, desde los círculos empresariales que impulsaron su ascenso al poder y apoyaron en silencio el recorrido económico del gobierno, aun sabiendo que podía suceder lo que está sucediendo. Pero en el corazón del poder económico de Argentina, empiezan a ver las orejas del lobo. Y piden que el gobierno rectifique, antes que estalle  el sistema en su conjunto. Esos temores son expuestos por la prensa liberal, que apoyó fervorosamente los  tres primeros años de gestión.

En líneas generales, todos el arco político y los foros de opinión, como los editoriales de la prensa (incluida la conservadora) coinciden en que el gobierno ha perdido el rumbo, que no tiene un plan de contingencia para controlar las principales variables de la economía, que marcha según el humor y los temores del mercado. El “Plan Primavera” presentado ayer, para contener la escalada de precios y promover la recuperación, fue tomado como un “plan populista” en el mejor de los casos o como un “plan electoralista” por los más críticos, entre los que se encuentran los mercados de capitales. En  general todas las opiniones tienden  a coincidir, que el gobierno ha perdido la batalla y que gastará sus  últimos esfuerzos en lograr una reelección. Pero nada más. Visto así, el nombre más apropiado para el plan seria Plan Aguantar”.

En lo personal creo que no es correcto afirmar que el equipo del presidente Macri no tiene un plan. Porque cada paso  que da, es perfectamente monitoriado por los técnicos del Fondo. Incluso el viraje brusco del “Plan Primavera” ha sido autorizado por las máximas autoridades del FMI, en su  afán por garantizar la permanencia en el poder de la alianza neoliberal Cambiemos. Para luego decidir – tras las elecciones de octubre próximo – cuál es el camino a seguir.

El plan que tiene el gobierno argentino es el que le impuso el FMI. El mismo que  impone en todo el mundo y que ha llevado a la quiebra a todos los que lo han cumplido al pie de la letra. En la crónica de ayer,  LAS COSAS POR SU NOMBRE”, explico cuál es el plan del gobierno. Luego se puede inferir que es el plan de un gobierno que no tiene ningún plan de recuperación. Pero esa es otra cuestión.

Una cuestión que se enmarca en la voracidad del neoliberalismo. En su dinámica y aceleración en el ejercicio del poder, no tiene ninguna dificultad en romper y destruir las propias bases sobre las que se construyó el capitalismo. Y en esa marcha de ortodoxia económica, termina por aniquilar hasta el propio motor económico que lo sustenta. Pruebas al canto, es el tendal de empresas en quiebra que deja la política del FMI en todo el mundo.

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